Odio comprar ropa por varias razones. Por el tiempo que consume el proceso de ir a la tienda, elegir la prenda, probar, etc., porque tampoco me puedo permitir muchos dispendios con mi situación económica pero también porque no le doy ningún valor a mi aspecto exterior. A veces me gustaría hacer como el zumbado de Jobs y tener un armario con media docena de pantalones y sudaderas todas iguales y levantarme por las mañanas y vestir siempre igual. Tampoco lo hago por pereza.