UNA DAMA PREGUNTA A DIEGO NÚÑEZ
Señor, el qual de virtud
y saber tenéis tal fama
que muy grande multitud
de gente, como a salud,
muy enteramente os ama.
Dizen que cosa tan buena
no bive agora entre nos,
que sois otro Cartagena
y también que muy sin pena
glosaréis las leyes vos.
Porque vos sois el dechado
de que tiran las lavores,
que todo lo desechado
que tenéis por olvidado
no saben más los doctores.
Y qu'en vos la discreción
haze su aposentamiento,
y con saber y razón,
con entera perfectión,
tenéis el mundo contento.
Después desto oír hablar
vuestras mañas por lindeza
es cosa para espantar,
dizen que no hay vuestro par
en virtudes y nobleza.
Por lo qual, por concluir,
os demando de merced
que a este torpe dezir
no sea público el reír,
vos solo, señor, lo ved.
Porque soy una defunta
que ha mucho que morí:
quando del mundo partí,
el alegría perdí
con la vida toda junta.
Sin la qual ningún discreto
dirá bien lo que quisiere,
quanto más quien caresciere
de saber y assí fuere,
como soy ombre imperfecto.
Mas diréis con gran razón
que soy muy más de culpar,
conoscer la condición
de mi gran imperfectión
y con todo porfiar.
Por ende por preguntar
lo que yo saber querría,
me quise assí aventurar,
aunque sea de reprochar
esta tan loca osadía.