LA CIERVA IMPLACABLE
«Venga a mí la que fui, el animal-en-mí.»
Chantal Maillard
Me conocéis como esa cierva
que no para de llorar la muerte de una madre
aún no acontecida.
Esa cierva que se recluye
sola en el bosque
para proteger sus heridas
porque ya no soporta más
rasgarlas una y otra vez:
ser más dolor.
Pero sola me dije:
—Nena, levanta.
Y me ordené.
—Cierva, levanta.
Y me levanté.
Yo, cierva,
me convertí en esa figura que corre en los cuadros
de caza
de las casas corrientes.
Y así me supe fuerte,
veloz,
valiente.
Jamás nadie pudo volver a dispararme.
En la cacería ya no había perros que ladraran.
Solo estábamos Toffee y yo
en el bosque, juntas
—la una parte de la otra—.
Qué fábula tan preciosa