Esa sensación de temor latente,
en un mundo de sombras y penumbra,
buscando un rayo de esperanza,
que la opresión y el miedo deslumbre.
En el palpitar frenético se esconde,
el deseo de hallar un nuevo amanecer,
donde la luz disipe las tinieblas,
y el coraje venza al padecer.
Anhelamos con fervor una señal,
un destello que alivie la oscuridad,
que nutra la fe en nuestros corazones,
y disipe toda sombra y maldad.
Así late el corazón en la incertidumbre,
con la esperanza como brújula fiel,
persiguiendo ese rayo de luz,
que ilumine el camino hacia el anhelado cielo