Aquí, sí, en el círculo sin centro,
en el ritmo que vuelve sobre su última nota,
en la piedra sin tiempo
que no cesa de abrirse,
en el grito sin labios
que no cesa de abrirse,
en la sed sin objetos
que no cesa de abrirse.
Aquí, en la palabra
que tropieza en sí misma
y no se descifra nunca
y es siempre lo que oculta
aquí, en el rincón
de la mirada,
en la arista del tacto,
en el límite
que no cesa de abrirse.
Aquí, sí, en la nada
que no cesa de abrirse
en la maraña incesante
de la que nunca se sale
en la presencia densa
de lo que no se nombra
en el hueco sin fin
que no cesa de abrirse.