Por mucho que te busco, no te encuentro.
En la noche, en la calle, en el rincón más claro,
no te encuentro.
Por mucho que te llamo, no respondes.
En la música, en el viento, en mi propio silencio,
no respondes.
Pero estás.
No en lo que veo, no en lo que toco,
no en lo que escucho.
Estás.
En lo que es, en lo que fue,
en lo que será.
En lo que digo, en lo que callo,
en lo que soy.