¡Hola Mastodontitos! 🦣

Pues todavía no he hecho ningún hilo por aquí, ya va siendo hora de probar.

¿Alguna vez habéis pensado qué tienen que ver los urinarios para hombres del Aeropuerto de Ámsterdam con el premio Nobel? ¿Ni idea? Entonces ven, en que te lo cuento en este hilo sobre “nudges”…

#Hilo #PsicologíaSocial #InfluenciaSocial #Nudging #LosHilosDeFernando

-Pues sí, pues sí. Ya era hora de hablar de la psicología de los nudges.
-¿Los qué?
-Los nudges.
-¿Esto?
-No, eso son *nuggets*. Son trozos de pollo, bueno, o eso dicen. “Pollo”. Pero que no, que yo estoy hablando de otra cosa. Nudges.

Mira, para no liarnos y como no hay narices ni a pronunciar bien la palabra, vamos a traducir “nudges” por un término que quizá no sea exacto pero que me da mucho calorcito porque le tengo cariño: los “empujoncitos” 😊

¿Y qué es un “empujoncito”? (quiero decir en términos de psicología de la influencia, que os veo venir, que esto no es Twitter y no hay que ser tan cab**nes)

Pues eso, es como si en una situación estás un poco bloqueado o indeciso y alguien te pega un empujoncito para que reacciones en la dirección correcta.

La definición más técnica se las trae: “pequeños cambios en la arquitectura de elección que alteran el comportamiento de las personas de manera predecible”. Esto no lo entiende ni el tato 😕

En lenguaje que sí podemos entender: Serían cambios a menudo sutiles en el contexto en el cual las personas toman decisiones, que consiguen decantarlas por una de las opciones, sin prohibir las otras ni imponer nada. ¿Ahora sí se entiende?

Pero todo se entiende mejor con un ejemplo. En el aeropuerto de Amsterdam tenían un problema, y es que la gente es muy cerda y dejaba los urinarios salpicados y hechos un asco. Claro, esto suponía un gasto en limpieza considerable.
...
Entonces se les ocurrió la brillante (y barata) idea de poner una pegatina de una mosca en cada urinario. Ya está. Como por arte de magia, los baños pasaron a estar razonablemente limpios porque la gente afinaba la puntería, apuntando al bicho. Listo.

Este caso es un ejemplo de “empujoncito” o “nudge”. ¿Cómo lo sabemos? Pues porque cumple todos los requisitos:

- es un cambio sutil en el contexto de la decisión ✅
- que facilita el que la gente (en promedio) apunte dentro del urinario (no fuera) ✅
- sin imposiciones y sin prohibir ningún otro comportamiento (si te empeñas, puedes seguir enguarrando todo) ✅

...sigo...

- sin alterar la estructura de pagos de la decisión (no te dan premios ni castigos por no ser un cochino o lo contrario) ✅
- …y de forma que la persona pueda ignorar, si quiere, la intervención (puedes pasar de la mosca si lo deseas) ✅

Pues por esta idea (no la del urinario, sino la del concepto “nudge”) y por sus investigaciones en torno a las decisiones humanas, el economista Richard Thaler obtuvo el premio Nobel en 2017.

Y es que la idea tuvo muchísimo éxito, los empujoncitos están por todas partes, allá donde mires. Se usan en marketing, en diseño web, en ergonomía… Lo usan las corporaciones, los gobiernos, los individuos…

El planteamiento de los empujoncitos realmente no es nuevo: se trata de aprovechar algunos principios psicológicos que afectan a nuestras decisiones para facilitar que nos decantemos por una opción. Principios sencillos como nuestra tendencia a hacer lo mismo que hacen los demás, o a seguir haciendo las cosas de la misma forma que en el pasado… Se trata de aprovechar esas “fuerzas” para ayudar a tomar mejores decisiones.
Todo esto se entiende mejor con ejemplos.

Así, un empujoncito que podría funcionar para que la gente compre comida saludable en el supermercado es dar a entender que los demás también están comprando esa comida (el principio psicológico de la “prueba social”): “Como los demás compran verduras, yo también tendré que hacerlo”.

Otro mecanismo que podemos usar es el orden en el que presentamos la información o las opciones. Sabemos que en general nos impacta más la información recibida inicialmente o, sobre todo, al final de una serie. Así que si te presento la opción deseada en *último lugar* es más probable que la escojas.

Otra estrategia para diseñar empujoncitos consiste en no saturar la capacidad de procesamiento cognitivo de la persona con demasiada información, es decir, simplificar mensajes, o reducir el número de opciones. La idea es que la persona pueda pensar con más claridad y escoger lo que realmente quiere.

Una estrategia similar, que se usa con mucha frecuencia (pensad por ejemplo en plataformas como Netflix) es la de proponer opciones por defecto. “Si no tocas ningún botón, te ponemos el siguiente capítulo de la serie”. O imagina que nada más entrar en el supermercado online empiezas con la cesta llena de fruta y verdura, y tienes que hacer tú el esfuerzo para sacarlas.

Un grupo de estrategias muy usadas consisten en facilitar una determinada opción, reduciendo sus complicaciones o desventajas. Por ejemplo, si quiero que te apuntes a un gimnasio, intentaría simplificar todo lo posible el papeleo inicial y las incomodidades, para que no te acabes echando para atrás.

La estrategia opuesta sería, claro, “aumentar la fricción” de la opción no deseada. Por ejemplo, si quieres comprar porquerías en el supermercado, puedes hacerlo, pero te va a costar porque las hemos colocado en la zona más inaccesible de la tienda, en un pasillo estrecho que está al final del local.

Si habéis usado Twitter u otras redes sociales, es posible que hayáis visto ese mensaje que aparece a veces cuando vas a compartir un contenido, que dice algo así como “espera un momento, ¿seguro que quieres compartir sin haber leído antes la noticia?”. Pues sí, se trata de un empujoncito dirigido a evitar la propagación de bulos.

El concepto de empujoncito tiene sus críticas, claro. Las primeras, de tipo ético. Y es que hay quien ve en ellos una forma de manipulación. Cuando los aplican los estados podríamos hablar de paternalismo, y en fin, que es todo un debate.

También hay críticas de tipo empírico. Este paper que se publicó en PNAS hace unos meses venía a sugerir que toda la literatura científica en torno a este concepto está plagada del conocido problema del “sesgo de publicación” y que en realidad muchos de los resultados serían falsos positivos.

pnas.org/doi/10.1073/pnas.2200

Claro que hay quien responde que el problema no es tan grave como lo quieren pintar en ese artículo. Los empujoncitos son cambios *sutiles* en el contexto decisional, el esperable que sus efectos sean pequeños. Además se trata de un concepto heterogéneo, un “cajón de sastre” en el que caben intervenciones muy diferentes, así que es difícil cuantificar la magnitud del efecto “general”.

Y esto nos lleva a otra crítica de tipo conceptual, que yo sí comparto. Al final esto de los empujoncitos no es nada nuevo, y tampoco es un concepto “unitario”. Se trata de una etiqueta general para referirse a un conjunto heterogéneo de aplicaciones que explotan diferentes principios psicológicos ya conocidos (prueba social, coherencia, escasez) y que son variopintos. Así que no es esperable que tenga efectos homogéneos en todas sus implementaciones posibles.

Pues eso, mi primer hilo por aquí. ¡Espero que os haya gustado!
Sigo aprendiendo cómo manejarme en esta red.

@fbpsy muy bueno. Todo un "arte" hacerlos bien para que tengan éxito. Yo para lo de los urinarios lo primero que habría pensado es en electrificar el borde del urinario 😅

@fbpsy una descarguita. Como las de las vallas para las vacas. Es que hay gente muy pesada que necesita un poco más de fuerza. F=m*a

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