¿Os habéis preguntado porqué los Centros de Datos se están colando en lugares tan rurales y desérticos como #TalaveraDeLaReina ?

Porque puestos a poner infraestructuras dependientes de agua, lo lógico sería que estuvieran en zonas donde lloviera mucho. Y no hiciera calor. ¿no?

Pero La Mancha es un secarral, y hace un calor para morirse. A priori no parece un buen sitio para un #CentroDeDatos

🧵 Pues abro hilo para explicarlo:

Los tecnosolucionistas cada vez que hablamos de centros de datos nos citan los ejemplos más estrambóticos y menos frecuentes: los centros de datos sumergidos en el mar, en zonas del polo norte, o en el espacio.

Pero hay un pequeño detalle: esos casos suelen ser anecdóticos, estudios piloto o simplemente pajas mentales de colonialistas espaciales trasnochados (como lo del espacio)

La verdad es que la mayoría de estos centros de datos se están colocando bien en zonas urbanas degradadas, o en zonas rurales. Y un buen porcentaje, en zonas de alta tensión hídrica. Vamos, secarrales o direcamente desierto.

¿Os suena Arizona o Utah?... pues ahí están poniendo Centros de datos.

**La tensión entre lo rural y lo urbano**

La tendencia actual es que los centros de datos se establezcan en espacios rurales, con altas tasas de desempleo y despoblación.

Así las multinacionales pueden repetir las narrativas de que lo que importa es el progreso, a costa de la naturaleza y molestias de los vecinos, y que dichos proyectos van a crear muchos puestos de trabajo. Tratar lo rural como ciudadanía de segunda, la naturaleza como recursos a explotar, y ignorar los derechos de las generaciones futuras.

La misma cantinela de siempre cada vez que quieren crear un macroproyecto en la Iberia vacíada (Taibo, 2021), desde Aeropuertos, a Presas, pasando por Macrogranjas o Cementerios Nucleares.

Macroproyectos que ya hemos sufrido en La Mancha y otros territorios, y sabemos las consecuencias que trae para nuestros pueblos: aún más explotación, despoblación y vulnerabilidad ante futuros macroproyectos.

Si pensáramos solamente desde el punto de vista de eficiencia energética y disponibilidad hídrica nos extrañarían la localización de muchos de estas infraestructuras: Desiertos como Utah, Arizona, o lugares con mega-sequías como Chile (Solon, 2019. O zonas tan secas como la Mancha. Pero es que está claro que lo que buscan en estos territorios es una población menguada, anciana y débil que ya no pueda levantarse. Y que saben que el poco agua que existan van a poder arrebatársela sin problemas a la población.

La respuesta es fácil: porque es una zona con alta tasa de desempleo y las autoridades locales y la población local se va a tragar la eterna promesa de los puestos de trabajo.

Talavera es la cuarta ciudad española con más tasa de desempleo según el INE, con una tasa superior al 26,1 (La Voz de Talavera, 2021).

Así pues, estas promesas de la BigTech caerían como agua de mayo en una tierra necesitada de empleo y amenazada por la despoblación.

Pero la eterna promesa de la creación de puestos laborales esconde una verdad amarga: Los centros de datos son instalaciones fuertemente automatizadas, que requieren de trabajadores altamente especializados (que difícilmente van a ser locales), y que habitualmente teletrabajan desde las ciudades. Porque en esta lógica extractivista colonial y urbana, el valor se extrae de lo rural, y los puestos de trabajo van para lo urbano. (Rone, 2021).

Por ejemplo, uno de los puestos de trabajos más ligados a los Centros de Datos son los administradores de sistemas, quienes suelen teletrabajar interactuando con cientos de CDN al día. Es un de los puestos de trabajo, donde no necesitarían estar físicamente cerca del Centro de Datos, y por tanto no contribuirían a la economía local.

Sí serían necesarios muy pocos operadores físicos, y los que hubiera estarían expuestos a altas tasas de estrés laboral como relata en su investigación etnográfica Monserrate (2022):

«El miedo es una parte constante del trabajo. Aquí pueden fallar muchas cosas. Fallos mecánicos. Fallos eléctricos. Un error humano. Nuestro objetivo es evitar todos los tiempos de inactividad, pero eso no es humanamente posible, así que lo hacemos lo mejor que podemos. Intentamos ser lo más fiables posible. Un 99,9% de tiempo de actividad o lo que podamos, pero al fin y al cabo somos humanos».
Tom, trabajador de un Centro de Datos en EEUU. Entrevistado por Monserrate (2022)

La calidad de los puestos de trabajo en los Centros de Datos Rurales.

Y claro, quizás la cantidad de empleos no sea lo importante. Quizás sea la calidad.

Pero de base ya sabemos que serían trabajos asalariados con una gran diferencia de poder con el empleador (Meta), donde el trabajador no podría ser dueño de los medios de producción. Y lo que nos dice la experiencia previa es que estos trabajos rurales en centros de datos, en otros lugares como Oregón (EEUU) no han sido de calidad. (Burrell, 2019).

Que las decisiones de deslocalizar las infraestructuras que suelen tomar las multinacionales tecnológicas no suele tener que ver con sus ganas de viajar, sino con su capacidad de encontrar mano de obra barata y recursos naturales a explotar.

Un ejemplo paradigmático es la fábrica de Foxcom en China, una de las mayores proveedores de empresas tecnológicas occidentales como Apple. Esta empresa está envuelta en polémicas de explotación laboral, donde hay trabajadores que han muerto por exceso de horas laborales (+ de 60 horas semanales). Y donde los suicidios por explotación laboral han sido un elemento constante (Yang, Lizhi, Fei, Xiaoqio, 2019).
Como el suicidio de Xu Lizhi, quien relató su experiencia deshumanizadora trabajando en la fábrica de Foxconn :

«Hemos perdido el valor que nos corresponde como seres humanos y nos hemos convertido en una extensión de las máquinas, su apéndice, sí, su esclavo. Muchas veces pensaba que la máquina era mi amo y señor, cuyo cabello tenía que peinar como un esclavo.»
Xu Lizhi, Trabajador de Foxconn.

Defender la tierra y el agua es defender el futuro rural

Por tanto, ante tanta promesa vacía de progreso digital y empleos inexistentes debemos plantearnos a costa de qué estamos dispuestos a pagarlo.

¿De las noches sin dormir para las vecinas de El Gamonal y El Casar de Talavera por los zumbidos de los Centros de Datos? ¿De la pérdida de biodiversidad del río Tajo? ¿De no poder beber agua potable del grifo en unos años? ¿De la pérdida de cultivos por la sequía provocada por Meta? ¿De veranos más calurosos debido al aceleramiento del cambio climático?

Como manchegos sabemos pensar a largo plazo, y esa es nuestra mejor herramienta para luchar y resistir ante las infraestructuras que amenazan nuestros territorios y la naturaleza que debemos proteger.

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