"Brindo por los que no tienen infancia
por los que a los diez años
habían aprendido a preguntar en el andén
a qué hora pasaba el próximo tren
Brindo por los que no tienen adolescencia
por los que a los catorce años
no sabían lo que era un diario
ni una contraseña ni una multa
Brindo por los que no tienen juventud
por los que a los veinte años
no habían escrito aún una carta de amor
ni habían llorado bajo la lluvia
ni habían aprendido a bailar
Brindo por los que no tienen madurez
por los que a los treinta años
no habían conseguido ser fieles
ni padres ni expertos en nada
Brindo por los que no tienen vejez
por los que a los ochenta años
no habían aprendido aún
a estar solos."