La literatura científica no es tanto un reflejo de "lo que sabemos" como de lo que se nos permite decir y ante quienes. Basta con recordar la existencia de ciencia declarada de interés estratégico por estados y corporaciones cuyo acceso es restringido. Liberar datos o promover interpretaciones problemáticas puede acarrearle a uno graves consecuencias.
En un momento donde cualquiera con suficiente capital puede publicar su propia página web y en ella cualquier idea, lo que principalmente aportan las publicaciones son nichos de lectores y así "impacto" entre los expertos.
Así, ideas científicas que podrían revolucionar o destruir disciplinas y paradigmas no pueden impactar a los expertos en general. Expertos receptivos a lo que se publica para su nicho y que difícilmente consideran aquello que no. Expertos en la versión censurada por aquellos más expertos que controlan las publicaciones especializadas.