Creo que hay una clave importante en lo que escribes que no nos deberíamos perder:
"si no se sienten cómodas".
Mujeres y personas disidentes a la cisheteronorma a menudo nos quedamos en espacios, pero a un costo personal altísimo que a veces es expresado como "incomodidad". Algunos ven nuestra participación y deciden que el espacio no tiene broncas, o que tan sólo son las broncas "normales". El sistema sexo-género es una normativa que hace de ciertas conductas violentas la norma. Esas dinámicas definitivamente le abren la puerta a otras dínamicas violentas, como el racismo o clasismo.
No. No es tener la piel muy delgada. La mayoría estamos tan acostumbrados a estas violencias que ya ni las registramos como tal, pero eso no es excusa.
Veo que la "salida" a esto, es ser explícitos y militantes en hacer a los espacios funcionales y amigables a las disidencias, a las mujeres, a las personas racializadas, neurodivergentes, discas...
@sabrococo
Me quedé pensando... Creo que es útil añadir más calificativos cuando hablamos de mujeres y violencias. A veces caemos en una idealización. Mientras que hay mujeres repulsadas por ciertas dinámicas nefastas, también hay aquellas que participan activamente. Pensar el fascismo como algo masculino o militar puede cegarnos a una parte importante de su funcionamiento. Hay todo una ala de la supremacía blanca encabezada por mujeres, y parte de su rol es normalizar / naturalizar / darle una cara más amable al fascismo al llevarlo a esferas más domésticas o sociales. Pienso en las "trad wifes" a demás de aquellas que abiertamente "militan" en el fascismo.