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Un estudio de UGT sitúa en 500 millones la afectación económica, mientras las patronales Pimec y AMEC alertan de los efectos indirectos en las empresas que venden a países europeos que exportan al mercado estadounidense.
publico.es/economia/acuerdo-ar

La principal organització de Drets Humans dels israelians denuncia el genocidi.

El genocidi més anunciat, publicitat i televisat de la història.

Entre un 5% i un 15% dels israelians s'oposen al Genocidi de Gaza.

#Gaza #gazagenocide #Palestine #Palestina

La exposición a la contaminación atmosférica puede provocar cambios en las estructuras cerebrales de los fetos Un equipo investigador de ISGlobal ha visto que los cambios son más significativos cuando la exposición es en el segundo y tercer trimestre de embarazo. ellipse.prbb.org/es/la-exposic

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Un colono israelí mata a un activista que ayudó a grabar ‘No Other Land’

En la obra, que ganó un Oscar, se documenta la expulsión ilegal de los palestinos de Masafer Yata, en Cisjordania. No es la primera vez que se produce un ataque a personas relacionadas con la cinta lamarea.com/2025/07/28/un-colo

#^A propósito de Aznar y la golfería estructural



La imputación de Montoro tuerce la ofensiva de Feijóo contra Sánchez por el caso Cerdán, sitúa al PP frente al espejo de su putrefacto legado y descubre la miseria moral de una derecha que soslaya los escándalos de sus gobiernos e imparte lecciones de ética e integridad  Un juez imputa a Cristóbal Montoro por beneficiar ilegalmente a empresas gasísticas siendo ministro de Hacienda

Y, de repente, Cristóbal Montoro. La política, a veces, tiene giros de guion que arruinan la estrategia de cualquiera. La de Feijóo sobre la coherencia los principios y la ética acaba de saltar por los aires con la imputación del que fuera ministro de Hacienda primero con Aznar y, luego, con Rajoy.

No es que el historial de la derecha fuera impoluto hasta el momento. Todo lo contrario. El PP aún tiene pendientes de juicio oral 30 casos por corrupción. Tres ministros han pasado por la cárcel -Rodrigo Rato, Jaume Matas, Eduardo Zaplana- y otros tantos fueron imputados: que si las tarjetas black, que si el tráfico de influencias, que si la prevaricación, el cohecho y el blanqueo de capitales, que si la policía patriótica, que si la financiación ilegal, que si las mordidas, que si el fraude fiscal, que si la administración desleal…

La derecha delinque a lo grande, pero se olvida con facilidad. Acierta Juan Bravo cuando dice que no es comparable lo de Montoro con lo de Koldo o Cerdán. Claro que no. Ya lo dijo Rufián. Unos son corruptos cutres y otros premium. El exministro de Hacienda es de los segundos porque lideraba una trama a través de la cual benefició a ciertas empresas, concretamente a varias gasistas, con reformas legislativas para reducir impuestos si pagaban previamente al despacho Equipo Económico que él mismo había fundado años antes. La mafia de Montoro perseguía además a periodistas que investigaban sus presuntas corruptelas. Unos hace tiempo que lo denunciaron jugándose el tipo y otros lo hacen ahora aprovechando la coyuntura.

Y, sin embargo, ahí está Aznar abriéndose paso entre las aguas en el reciente Congreso Nacional del PP para ilustrar a sus correligionarios sobre la importancia de la limpieza en política e impartir clases de ética política. Sí, el mismísimo Aznar. El de las mentiras del 11M; el de la guerra ilegal de Irak; el que hizo del matrimonio de su hija una boda de Estado en El Escorial a la que acudieron decenas de ilustres que, después, fueron investigados y enviados a prisión; el jefe de Zaplana, el de Matas, el de Rato y el de Montoro…

Aznar es también el que habla de golfería estructural cuando se refiere al gobierno de Pedro Sánchez, pero soslaya la que acumularon sus ministros y presidentes autonómicos. Es el expresidente que acusa a la izquierda de subvertir el servicio público para beneficios personales; el que visualiza el Estado “como botín” desde que gobierna el PSOE y la nación, como “moneda de cambio”. El que hace dos semanas abogaba por que los “delincuentes” dejaran de estar en los despachos legislando y entraran en prisión y el que decía que la corrupción que rodea al PSOE «no es cosa de tres o cuatro golfos», sino una “golfería estructural del sanchismo”. Y todo con tanto desparpajo como desvergüenza.

Y lo mismo Feijóo, que sostiene los días pares, y también algunos impares, que el Gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE tienen sobre sus conciencias “la causa de corrupción más grave de la historia democrática”. Nos toma por imbéciles. Y, además, miente cuando sostiene que la noche del miércoles el Comité de Garantías había decidido, al conocer la imputación de Montoro, la apertura de un procedimiento de información relacionado con el caso. Rotundamente falso. Génova trasladó, a quien preguntó si el partido tenía intención de abrir un expediente disciplinario al exministro que no le constaba que el citado comité tuviera intención de reunirse por las actividades que hubiera tenido una persona que hacía ya ocho años que había sido ministro. Y así todo.

El escándalo Montoro no resta gravedad al caso Cerdán o Ábalos que envenena los sueños de Sánchez, pero sí proporciona munición a los socialistas tras varios meses de desgaste que han puesto incluso en jaque el curso de la legislatura. El PSOE tratará ahora de sacudirse la presión y devolver el golpe a Feijóo, que además había recuperado parte del núcleo duro de Montoro para su actual equipo económico.
#^"Crecí odiando a los marroquíes hasta que me casé con uno": la convivencia real en Torre Pacheco vence al relato ultra



Comerciantes, entrenadores de fútbol sala, matrimonios mixtos y jóvenes empresarios explican cómo era y es la vida en común en el municipio antes de que la tensión alentada por grupos de ultraderecha se extendiera por él   El desarraigo de los hijos de migrantes de Torre Pacheco: “Los chicos en la calle sin nada que hacer son una oportunidad perdida”

Desde su porche en una casa de campo a pocos minutos en coche del barrio de San Antonio, Jessica reconoce que su entorno familiar la educó en el rechazo a los marroquíes desde muy pequeña. “He sido educada en una familia cristiana, racista y de campo. Mi madre trabajaba en los invernaderos, tenía una cuadrilla de diez o doce marroquíes a su cargo y los odiaba solo por ser quienes eran. Le molestaba que no la entendieran, cómo se vestían, decía que olían mal. Yo crecí con esa base, rechazando todo lo que tuviera que ver con ellos”, cuenta. Su madre falleció cuando Jessica tenía 12 años, pero ese legado de prejuicio permaneció en ella durante años.

Tiempo después, conoció a su actual marido, Munir, un joven marroquí con quien ahora lleva seis años casada y con quien tiene una hija. “Al principio yo no quería saber nada de relaciones, menos aún con un marroquí, porque había tenido una experiencia muy mala con otro chico. Pero Munir fue insistente, paciente y generoso. Incluso antes de saber si estaríamos juntos, venía en bicicleta desde San Cayetano solo para ayudarme a reformar mi casa, que estaba en ruinas. Poco a poco me demostró que era una buena persona y empezamos a salir, y nos casamos”, cuenta Jessica.

Jessica defiende que la convivencia en Torre Pacheco es mucho mejor de lo que a menudo se dice, aunque reconoce que la sociedad local aún está segmentada por niveles socioeconómicos. “Aquí, los ricos van con los ricos, los pobres con los pobres, sean españoles o marroquíes. Pero eso no impide que haya buena convivencia diaria. Yo misma compro en tiendas marroquíes y españolas por igual, y jamás he tenido problemas”, asegura.

        
                                            

    
                                    
                                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                    
                                                    
                                                
                                    
                

                

            
            

            
            
                            
            
                Vecinos del barrio de San Antonio de Torre Pacheco (Murcia). EFE/ Marcial Guillen                            
                                    
            
                
Sobre los conflictos recientes, Jessica cree que no reflejan la realidad cotidiana del municipio y denuncia que la tensión surgida responde más a la provocación de pequeños grupos ultra que al sentir general de la población. “Yo misma fui al barrio de San Antonio durante los enfrentamientos a pedir calma, y los vecinos, en su mayoría marroquíes, me protegieron y me respetaron. Lo que ha pasado estos días no representa lo que realmente somos aquí”, concluye.

Lo que el deporte une

En Torre Pacheco hay censadas 96 nacionalidades diferentes. En los últimos años, su población ha crecido significativamente hasta alcanzar las 40.000 personas, lo que ha generado, irremediablemente, cambios en la dinámica social del municipio. Según explica José Andrés, entrenador de fútbol sala local, esta transformación demográfica ha cambiado las relaciones sociales: “Cuando yo era un crío, todo el mundo nos conocía. Ahora ya no es así, porque somos muchos más. Esto provoca cierta sensación de inseguridad, pero no por culpa de los inmigrantes, sino por el crecimiento general”.

El deporte, y especialmente el fútbol, se ha convertido en un espacio clave para la integración real entre jóvenes españoles y marroquíes. José Andrés, que tiene 21 años, lleva once temporadas vinculado al club local, primero como jugador y ahora como entrenador, y asegura que la convivencia es natural y fluida: “Aquí los chavales juegan juntos sin problemas. Es común ver amistades que nacen en el deporte y luego se trasladan fuera, a la vida cotidiana”. Los lazos generados en torno al deporte también implican directamente a las familias. Según el entrenador, no es raro ver cómo los padres de diferentes nacionalidades interactúan y conviven con normalidad: “He tenido chavales marroquíes cuyos padres se han integrado perfectamente, participando en comidas o cenas con las familias españolas. Estas relaciones permanecen en el tiempo y fortalecen la convivencia”.

José Andrés reconoce que la presencia de jugadores marroquíes ha ido aumentando progresivamente, aunque siempre sin generar conflictos específicos: “La conducta problemática de un chico no tiene nada que ver con su origen. En el club se interviene igual con cualquier chaval que cause problemas, independientemente de su procedencia”. Además, destaca que el público que asiste regularmente a los partidos también refleja la diversidad del municipio, creando un ambiente de integración visible y real que dista mucho de las narrativas de tensión que suelen difundirse.

“Para hacernos socios no nos miramos el color de piel”

        
                                            

    
                                    
                                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                    
                                                    
                                                
                                    
                

                

            
            

            
            
                            
            
                Marouan y Toni son socios desde hace dos años                            
                                    
            
                
Marouan y Toni se conocieron hace un par de años en el mercadillo de Los Alcázares. Toni tenía en mente montar un puesto de grifería, aprovechando que su padre formaba parte de una empresa relacionada con productos como platos de ducha y grifos. Así, decidió probar suerte en el mercadillo donde trabajaba el padre de Marouan. Fue precisamente el padre de Marouan quien se convirtió en uno de sus primeros clientes y quien rápidamente valoró la habilidad comercial de Toni.

Ambos jóvenes conectaron desde el primer momento: “Nos parecimos mucho desde el principio, somos chicos avispados, con ganas de trabajar y con la idea clara de emprender”, explica Toni. La sintonía personal pronto derivó en una sociedad empresarial. Comenzaron con una pequeña tienda piloto en Los Alcázares, de apenas 70 metros cuadrados. “Lo hicimos con miedo, porque pusimos todos nuestros ahorros. Mi padre nos ayudó algo, pero básicamente nos lanzamos por nuestra cuenta”, recuerda Toni. La apuesta funcionó mejor de lo esperado y, en solo nueve meses, trasladaron su negocio a Torre Pacheco, ampliando la superficie a 310 metros cuadrados. Hoy tienen una tienda consolidada y hasta han abierto un canal de ventas online a nivel nacional.

Marouan tiene 24 años, Toni apenas 20. El emprendimiento siendo tan jóvenes les ha llevado a madurar muy deprisa. “Hay cosas del día a día, facturas, impuestos, proveedores, que aprendes a golpes. Es muy complicado, pero estamos decididos a sacarlo adelante”, señala Toni. “Nuestros padres tenían miedo al principio”, reconoce, “pero sabíamos que si no nos lanzábamos nunca aprenderíamos. Esto te obliga a crecer rápido, a base de mucho esfuerzo”. Ahora trabajan mañana y tarde, reparten personalmente sus pedidos online y gestionan juntos cada decisión del negocio, ubicado frente a un cartel publicitario de Vox con Abascal dando un mitin en la plaza del Cardenal Belluga de Murcia.

Marouan, cuyo padre emigró a España hace treinta años, resalta el esfuerzo extra que implica emprender siendo joven y migrante: “Mi padre llegó primero y estuvo seis años trabajando duro sin vernos para traernos. Somos otro ejemplo del trabajo constante que caracteriza a la mayoría de los inmigrantes aquí”. Ambos socios se oponen con firmeza a cualquier forma de violencia y defienden la convivencia pacífica y cotidiana que, pese a todo, predomina en Torre Pacheco.

Tanto Toni como Marouan rechazan tajantemente que la localidad sea presentada como un foco de conflicto permanente. “Da pena que algunos incidentes aislados puedan poner en duda años de convivencia pacífica. Nosotros mismos somos prueba de que nunca valoramos nuestro origen al decidir ser socios”, explica Toni. Y su compañero añade: “La mayoría de los marroquíes que estamos aquí venimos a trabajar duro, igual que cualquier español. Pero cuando alguien comete un delito, automáticamente se nos señala a todos”. Considera que esto es injusto y que perjudica gravemente la imagen de todos los migrantes que, como él, solo desean sacar adelante su vida y sus proyectos.

Chilaba y mercería

El bazar de Rachid, en pleno centro de Torre Pacheco, es un hervidero discreto donde entran y salen vecinos de toda procedencia. Mientras conversa con este periódico, un par de mujeres españolas revolotean entre las estanterías, comentan en voz alta los colores de unos vestidos y se llevan varias piezas. A ratos, se escucha también algún cliente que pide un producto en árabe. La escena transcurre con absoluta normalidad, igual que en cualquier tienda de barrio.

Rachid lleva once años al frente del negocio, tras pasar otros tantos en el campo y en los mercadillos. “Aquí viene todo el mundo: españoles, colombianos, marroquíes... Nunca ha habido problemas con nadie”, asegura mientras despacha y atiende. A lo largo de la entrevista, interrumpe varias veces para guiar a clientes que le preguntan por una dirección o por dónde queda tal o cual tienda. “Si alguien me pregunta, sea quien sea, yo paro y le ayudo. Así nos llevamos aquí”, explica con naturalidad.

        
                                            

    
                                    
                                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                                                                        
                                                    
                                                
                                                                    
                                                    
                                                
                                    
                

                

            
            

            
            
                            
            
                Dos hombres pasan por la puerta de un comercio en la localidad murciana de Torre Pacheco. EFE/Marcial Guillén                            
                                    
            
                
Durante los disturbios racistas recientes, Rachid llegó a cerrar unos días por precaución. “Esa semana sí, mejor cerrar. Pero en el pueblo nunca había pasado esto antes”, lamenta. Reivindica el papel de quienes, como él, contribuyen a la vida económica del municipio sin más ruido que el de la caja registradora. “Aquí somos como hermanos, con respeto. El que ayuda, ayuda, da igual de dónde sea”, resume mientras coloca género en los estantes.

La poca asistencia a las concentraciones, la procedencia foránea, aunque española, de buena parte de los ultras de los pogromos y el ambiente paralelo de normalidad que se respira en Torre Pacheco contrasta mucho con el relato que circula por redes hasta sublimarlo. Torre Pacheco, después de una semana de disturbios, recupera una normalidad de la que la mayoría de sus vecinos nunca se ha desapegado; el municipio del Campo de Cartagena y sus habitantes han resultado ser un pueblo que muy poco tiene que ver con la guerra que estos días se ha librado en él.

Hem rebut un avís que un tren de la RG1 havia arribat a l'hora. Els informem que la situació ha quedat normalitzada. Recuperació progressiva de les freqüències de pas i demores habituals social.amr.tf/@amrtf/statuses/ @amrtf

#^Zajárova: la negativa de Kiev de recibir los cuerpos de sus soldados es "una vergüenza global"

Ucrania se niega a recibir los cuerpos de soldados caídos en combate, mientras Rusia se dedica a recoger los cadáveres, realizar trabajos de identificación y pedir que se los lleven para enterrar, destacó la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova.

Francesca #Albanese slams #Brussels: "#EU officials complicit in #warcrimes"

#UN rapporteur #FrancescaAlbanese is preparing a report that will expose @EU_Commission , banks, pension funds, technology companies and universities that contribute to #zionazi war crimes.

#Madleen: #French MEP Rima Hassan and seven other people refuse to sign Zionist's deportation papers

#UK Jobs Collapse: The Economy Is Officially Imploding
But Starmer wants to declare war on Russia. Or is that the real reason he is playing the war card so strongly? After all, who will pay attention to a ruined economy when the government and the #BBC puppets are doing everything they can to convince you that you are at risk of nuclear war?

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🤔 UPF, UB, UAB i UPC mantenen vincles amb institucions i empreses còmplices del genocidi.

Les universitats catalanes tenen convenis i projectes amb empreses que fabriquen armes, controlen dades i ocupen terres a Palestina.

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