“Moriré de un disparo, pero no de hambre”, afirma Fayza mientras separa las aceitunas de las hojas sentada en el suelo. Tiene 62 años y se dedica desde pequeña a la cosecha de la aceituna en la población cisjordana de Salfit, en la zona con mayor producción de aceite de oliva de Palestina. Fayza y otros nueve miembros de su familia son los únicos de los alrededores que trabajan en los olivares en plena temporada de recolección. Todo apunta a que serán los últimos. Desde el 7 de octubre, cuando Hamás atacó Israel, las agresiones contra agricultores se han multiplicado por toda Cisjordania, impidiendo a los palestinos acceder a sus tierras, recoger la aceituna e incluso matándolos si se acercan demasiado a sus campos.'
(photo credit: Alvaro Garcia).