La población de buitres en la India se desplomó durante la década del 90, debido al uso de diclofenac como antiinflamatorio en el ganado. Esta droga, que mejoró el estándar de vida de los seres humanos y los animales que les dan alimento, es tóxica para los buitres y causó la virtual extinción de las tres especies más difundidas.
En ausencia de estos eficientes carroñeros, las carcasas de los animales muertos comenzaron a acumularse en proximidad a las poblaciones humanas, causando epidemias de brucelosis y tuberculosis. Más aún, la gran cantidad de alimento disponible causó una explosión en la cantidad de perros callejeros, con la consecuente epidemia de rabia.
Decenas de miles de muertes y centenares de miles de millones de dólares más tarde, el diclofenac fue prohibido en la India a principios de los 2000, y la población de buitres se estabilizó y comenzó a recuperarse muy lentamente. Sin embargo, todavía se sigue vendiendo en el resto del mundo, donde tiene efectos similares sobre las aves carroñeras.
El capitalismo desenfrenado sale muy caro.
(Fuente: SciShow)