Los lobos son animales bellos, inteligentes y sociables. Han tenido una larga asociación con el ser humano, que forjó una nueva especie, nuestros simbiontes los perros, y que empujó nuestra evolución hacia lo que hoy somos.
Y sin embargo, en el folklore europeo y particularmente en las historias medievales, el lobo juega siempre el papel del villano. Esto es extraño, ya que fuera de ese contexto hay muy poca evidencia de que los lobos hayan sido nuestros depredadores.
Una posible explicación es la "pequeña edad del hielo", causada por una disminución de la actividad solar y un aumento de la actividad volcánica, que entre los siglos XIV y XIX provocó temperaturas extremadamente bajas en Europa, llegando incluso a congelar el Bósforo.
El frío y el hambre resultantes empujaron a los lobos fuera de los bosques y hacia las poblaciones humanas, donde la única comida disponible era nuestro ganado... y nuestros niños. Más aún, los animales subalimentados, hacinados y sometidos al frío son más sensibles a las infecciones, y entre los lobos la rabia puede haber hecho estragos. En ese contexto, los síntomas neurológicos de un humano infectado por la rabia pueden haber dado origen al pánico de los licántropos u "hombres lobo".
Los juicios por licantropía fueron bastante comunes en la edad media, casi tanto como los de brujería (aunque menos conocidos, lo que hace reflexionar sobre el valor de la vida masculina en la narrativa occidental). El juicio y la sangrieta ejecución de Peter Stumpp en 1589 dejaron una marca profunda en la memoria social, originando la popularización de la leyenda de "la falsa abuelita" que más tarde Jacques Perrault inmortalizó como "Caperucita roja".
– Abuelita ¡que boca tan grande tienes!
– Es porque estoy cagada de frío y tal vez tengo rabia, campesina supersticiosa...
(Fuente: The Resurrectionists)
@beckermatic @dyvulgativa pero el jaguar y el puma sufrieron la suerte de los lobos al llegar los europeos...
¡Menos mal que por estos lados sólo tenemos al aguará guazú!