La gran noticia científica de esta semana es que finalmente tenemos un cráneo de denisoviano. La historia es fascinante.
Dionisio era el dios griego del placer, la fertilidad y el vino. No parece ser un buen nombre para un eremita, pero así se llamaba Denis, un siberiano del siglo XVIII que habitó en una cueva que heredó su nombre. En 2008 la cueva Denisova fue explorada por antropólogos rusos, quienes descubrieron en ella el hueso de la falange de una niña humana de entre 30000 y 70000 años de antigüedad. Pensaron que se trataba de una neandertal, pero el análisis de su ADN reveló en 2010 que habían encontrado una especie humana completamente nueva.
Aclaremos qué significa hablar de "una especie humana": así como los perros existen junto con los lobos y los chacales, y los caballos junto con los burros y las cebras, los seres humanos modernos convivimos en el pasado no tan lejano con otras especies de nuestro mismo género. Un ejemplo son los neandertales, otro los forisiensis (hombres enanos de la isla de Flores). Lo que los antropólogos rusos acababan de descubrir era otra especie más, que convivió e incluso se hibridizó con nosotros hasta hace unos 25000 años.
Esto provocó una revolución en la antropología. Un trozo de mandíbula fósil encontrado en 1980 por un monje budista en una cueva del Tibet resultó ser denisoviano, al igual que un diente encontrado en 2018 por unos niños en Laos y otro trozo de mandíbula recuperado en 2008 por un taiwanés en un mercado de pescado, que había sido obtenido del fondo del estrecho de Taiwán. Hasta esta semana, el total de los restos denisovianos encontrados estaba limitado a estas pocas muestras y alguna más, si bien se sospecha que hay decenas más, mal clasificadas como neandertales en diversas colecciones alrededor del mundo.
Lo que sabemos ahora, gracias al análisis de ADN mitocondrial hecho por genetistas chinos, es que el cráneo conocido como "Dragon man" y clasificado como "homo longi" es de un denisoviano.
La historia de este fósil también es fascinante. En 1933 Manchuria estaba ocupada por los fascistas japoneses. Un trabajador ferroviario encontró en la orilla de un río la calavera completa de un humano antiguo. Reconociendo su importancia y el riesgo que corría en tiempos convulsos, la escondió en el fondo de un pozo. En 1945, cuando los soviéticos liberaron el área, el hombre decidió prudente esconder su trabajo previo para las autoridades niponas, por lo que el fósil permaneció escondido. En 2018, poco antes de morir, contó la historia a sus nietos, quienes recuperaron la calavera y la llevaron a un museo.
Sabemos ahora, gracias a este descubrimiento, que los denisovanos eran grandes y sólidos, pesando alrededor de 100kg. Combinando esto con su extensión geográfica desde Siberia hasta Laos, y con la evidencia genética de que se mezclaron con nosotros (y con las demás especies humanas como el pequeño homo florisiensis) hasta hace 25000 años, cabe preguntarse ¿serán acaso las leyendas de gigantes y enanos las memorias culturales de nuestros hermanos extintos?
@dyvulgativa
Dioniso (que no Dionisio) era además dios de la locura, del éxtasis (¿lujuria?) y del teatro.