Existen proyectos multidisciplinarios cuyo objetivo es enviar un mensaje a nuestros descendientes que vivirán dentro de diez mil años o más.
Primero deben decidir en qué medio dejarán el mensaje. La roca se erosiona, la madera se quema, el metal podría ser vandalizado para ser reutilizado. Hay una cantidad importante de propuestas, que van desde discos ópticos de silicio, pasando por cadenas de ADN encerradas en un cristal, hasta —atención– ¡mitos y leyendas insertados en la tradición oral!
Una vez elegido el medio, deben encontrar el modo de codificar y decodificar el mensaje. Pocos idiomas duran más de dos mil años, y la simbología (como ⛔❌✔️☮️🚫) es tan convencional como las palabras. Se trata entonces de incluir en el mensaje los elementos básicos de un idioma común, de enseñarle la lengua a alguien que no la habla y que no puede preguntarte.
¿Y por que haríamos esto? ¿qué querríamos decirles a nuestros recontratataranietos?
El punto es que tenemos que reemplazar la matriz energética global lo más rápido posible, y la única opción viable es la nuclear (y no, no creas todo lo que lees en las redes, las opciones "sustentables" no son opciones realmente). Y esa opción genera residuos que deben ser soterrados en lugares geológicamente seguros durante al menos cien mil años.
Y no queremos que los arqueólogos del futuro generen una tragedia solo por curiosidad. Estamos cuidando a nuestra progenie.
Esta vez la maldición del faraón es real, y es mejor que la entiendan antes de seguir cavando...