Muchas veces me pregunto que para qué tengo 70 u 80.000 libros en formato epub metidos en el disco duro.
La respuesta es obvia: para poder leer después del apocalipsis que acabe con la civilización humana, si es que encuentro un generador para poner en marcha el ordenador.
Y luego, claro, está el fantasear con que Hipatia o Heródoto pudieran ver mi biblioteca, que contiene el equivalente a unas diez o veinte bibliotecas de Alejandría en cuanto a texto escrito (de la calidad ya hablamos en otro momento).