Cuando en Cateto a Babor el recluta Cañete va buscando alojamiento para su hermano pequeño por todo San Fernando y lo lleva al refugio de huérfanos de la Armada, pero no lo admiten porque su padre era labrador, y Cañete dice que es que no han encontrado el refugio de huérfanos de labradores.
A veces no te explicas cómo la censura franquista se tragaba algunos pildorazos que metían los guionistas.