Puede que esto acabe siendo lo más chanante que vais a leer hoy: el hijo de un casi anónimo represor fascista haciendo famoso a su padre y sus correrías a base de demandar a catedráticos de filología precisamente por estudiar y publicar el papel de Papaíto en la condena a Miguel Hernández.
Hola, efecto Streissand.
Después de buscar un rato por la red, y tal como me temía, el padre era un fascista, pero el hijo es todavía más fascista si cabe. Desafortunadamente para él, es muy difícil borrar el pasado, y más en estos tiempos, y por supuesto, los medios cavernarios le han dejado solo en su pequeña cruzada por darle a su padre el buen nombre que nunca tuvo.