Cuando compré este ordenador resulta que había un rollo de compatibilidad entre el kernel de linux y la tarjeta gráfica. Era prácticamente imposible instalar linux, aunque reconozco que @sergiotarxz lo consiguió, al menos en parte. Al final, para ahorrarme dolores de cabeza, instalé Windows.
Al cabo de unos meses, esos problemas de compatibilidad fueron superados por los nuevos kernels, y pude instalar Ubuntu en una partición pequeña del SSD con arranque dual, y hasta ahora me ha ido bastante bien, aunque echo de menos que la partición sea un poco más grande. Poco a poco he vuelto a trabajar más tiempo con Ubuntu que con Windows, hasta que este último ha quedado con un uso testimonial, para echar alguna partida a algún juego de cuando en cuando.
Y ahora que se viene la siguiente versión de Ubuntu, me vuelvo a plantear la posibilidad de quitar Windows e instalar únicamente Ubuntu, más que nada por la comodidad de disfrutar de toda la capacidad de almacenamiento del SSD, pero no acabo de convencerme del todo.