Comprendo hasta cierto punta la retórica exaltada del mundo de las reseñas de móviles y trastos electrónicos varios pero honestamente no me esperaba la misma falsa excitación y verborrea de adjetivos en reseñas de lavadoras y cocinas. Me satura.
Fue mucho más fácil la anterior vez en mi vida que compré electrodomésticos: fui a la tienda, busqué el segundo cacharro más barato de entre los que podía pagar y ya, así decidí.