Vaya, se ha muerto el Loco de la Colina. 😞
No es que me cayera muy bien como persona, aunque poco le rocé, pero me encantaba su café América, donde podías tomar café mientras oías tocar el piano en directo, con aquella terraza fabulosa, que era como un sueño de verano. Y además, era la voz que me arrullaba desde la radio en las madrugadas.