Hay cosas que se podrían perder, como el sistema de posicionamiento global, satélites de comunicaciones, etc, pero no son cosas que no se puedan sustituir con relativa rapidez.
El secreto está en que cuando veamos llegar la tormenta solar (y podemos predecirla con horas e incluso días de antelación), apaguemos por completo todo el planeta, de manera que el pulso electromagnético no se lleve por delante los aparatos. Es preferible un apagón de dos días que uno de diez años.
Vale, es El Ejpañol, pero a pesar de ello resulta un artículo interesante: un enfoque científico sobre el balconing.
Parece que se acaban de inventar algo novedoso y revolucionario, pero los trolebuses eléctricos recorrían las calles españoles hasta los años sesenta, cuando se decidió que las ciudades serían para el transporte privado y los autobuses de gasolina y gasóil. Ahora rescatan este modelo, en su tiempo injustamente abandonado, pero lo que cabe preguntarse es si desde la segunda mitad del siglo XX hemos estado haciendo el idiota.
Cuando en Cateto a Babor el recluta Cañete va buscando alojamiento para su hermano pequeño por todo San Fernando y lo lleva al refugio de huérfanos de la Armada, pero no lo admiten porque su padre era labrador, y Cañete dice que es que no han encontrado el refugio de huérfanos de labradores.
A veces no te explicas cómo la censura franquista se tragaba algunos pildorazos que metían los guionistas.
Con la palmera de detrás también lo hago, pero cada más tiempo, porque 1. Pesa un huevo y 2. Cada vez que la muevo tengo que cambiarle de sitio el tubo de riego y el sensor.
«Yo preferiría, con mucho, ser feliz a tener razón».
Douglas Adams
Se sobreentiende en todos mis escritos el animus iocandi, por lo que pueda pasar.
Sevilla tiene un calor especial...
Cuenta de respaldo.
Cuenta principal cuando hay furbo en España.