Hola, holita, estudiando la historia de España para la opo, me queda claro que la característica más estable de la ideología conservadora es el antagonismo.
En el siglo XV los judíos eran ETA. A partir del XVI los protestantes eran ETA. Luego vendrá el turno de los afrancesados, los rojos, la propia ETA, los independentistas catalanes, los podemitas y ahora, ¿quién?
Los pobres. Los pobres son la nueva ETA. Claro, que no los llaman pobres, sino inmigrantes, okupas, los que viven de las paguitas y sus defensores políticos, claro, la izquierda.
Por eso soy tan suspicaz con esa gente de izquierdas que en estos días nos instiga a que combatamos el ascenso de la ultraderecha “no callándonos”, es decir, rebatiéndolos, discutiéndolos, en fin, dando la batalla cultural.
Cuando, en mi opinión, es precisamente esa estrategia puramente contestataria la que proporciona a la ultraderecha a los antagonistas que tanto necesitan para existir.
(X es el mejor ejemplo de esta dinámica).
Yo, en lugar de eso, tengo un deseo muy diferente (y por desear que no quede).
Ojalá que la izquierda, en lugar de desgastarnos otra vez siendo los antagonistas ideales para la ultraderecha, nos centráramos en construir un partido fuerte, duradero, fundamentado en bases populares, con presencia y estabilidad de base en todo el territorio, al estilo de Bildu o ERC en sus respectivos. Y dejemos ya atrás la fase de liderazgos carismáticos de combustión rápida como los que han triturado Podemos, Sumar, Más Madrid, etc.
Pero, para que eso ocurra, me temo que va a tener que ser por las malas, es decir, cuando la derecha gane las elecciones generales en España. Es decir, cuando el antagonismo fuerte cambie de bando.
Resistir en política es jugar a chica.
Unir y sumar está muy bien, pero ya hemos visto que es inestable y precisa un esfuerzo enorme mantenerlo.
Lo que hay que hacer es construir. Hacer un diagnóstico de la sociedad actual y futura, no de la de hace 20 o 100 años, buscar soluciones efectivas, hacer una síntesis programática, y un plan claro y sencillo de cómo llevarlo a cabo.
Y desligar propuestas de personas. Porque alguien se retire, le de un chungo, o resulte ser un chungo, no debería tirarse por la borda algo bueno.
En política, a la gente le tienes que dar soluciones, no problemas. Y si no haces lo primero, y ya no digamos si les das lo segundo, te darán la espalda tan rápido como puedan. Y merecido lo tienes, por inútil.
Ni de coña.
El principal motivo de que surgiera el 15M y Podemos en su día, y los ultras de ahora, es precisamente que tanto PP como PSOE (como sus equivalentes en otros países) básicamente dejaron de aportar soluciones. Ante cualquier problema de la ciudadanía, la respuesta era una variante más diplomática de "¿Y qué quieres que haga?" ("es el mercado, amigo", "nos obliga Europa"...). Si a eso le sumas los problemas que crearon ellos mismos, corruptelas y similares, lo raro es que alguien les vote todavía.
La política es mil veces más difícil de lo que la mayoría de la gente se cree. Por eso nadie acaba de dar en el clavo.
Pero por muy difícil que sea, la obligación de hacer trabajo de construcción, de dar soluciones efectivas a los problemas de la ciudadanía es inexcusable.
Porque sin eso, la política es 100% inútil.
Y, ojo, sin volvernos locos. Los meteorólogos llevan desde siempre fallando pronósticos. El tema es que cada vez aciertan más, y su trabajo es más útil.
Sólo los tontos exigen a los políticos que sean perfectos. Pero lo que no puede ser es que ni siquiera se esfuercen, o que pierdan su tiempo en peleas bizantinas que no aportan nada a la gente más allá del fútbol político.
@xchi @miguelespigado
Un ejemplo claro de problema al que ningún partido ha dado una solución es el de la vivienda.
Llevamos desde 2008 con un problemón que primero ignoraron, luego dijeron que no había arreglo, y al que ahora nadie va más allá de ponerle parches.
¿A qué esperan, a que la evolución demográfica deje la mitad de los pisos vacíos?