Ahora que he empezado a trabajar en un sector profesional (profe de insti público) que, sin estadística oficial alguna en mano, yo diría que está compuesto predominantemente por personas entre los 35 y los 50 años, estoy entrando en contacto con primera vez con muchas mujeres que son madres trabajadoras... y no las envidio lo más mínimo.
La primera semana de septiembre, cuando los profes empezamos a trabajar pero los coles aún no abren para los niños, *solo* vi a profesorAs que tuvieron que traerse a sus peques algún día al trabajo, por no tener con quién dejarlos. Por lo que sea, ningún profesor hombre se vio en esta circunstancia.
Tengo a una compañera que es madre divorciada con unos 30 y pocos y a la pobre la veo constantemente agobiada, como si le faltase el aire todo el tiempo y que lamenta explícitamente la pérdida de capacidades intelectuales que siente que ha experimentado desde la maternidad. Aunque sí me dice que vivir así le ha hecho sacarse el perfeccionismo por la fuerza, y ahora al menos vive más tranquila con (o, más bien, no le queda otra que aceptar) la idea de no llegar a todo.
Cada vez veo más claro que hay ciertas decisiones que no se pueden tomar independientemente del contexto. Está muy mistificado el amor maternal, como un amor sacrificado y que se tiene que sobreponer a todo. Además, se esencializa (esa idea del “instinto maternal”), como si fuera algo que se tiene o no se tiene dentro de una.
Si me preguntan si quiero ser madre, la respuesta es que, desde luego, no así. Y como no hay otra forma de serlo en esta sociedad, pues no, no quiero ser madre. No puedo saber si en ninguna circunstancia querría ser madre, porque el caso es que la que hay es esta: una sociedad individualista y basada en el rendimiento que privatiza y feminiza los cuidados hasta el extremo. Así que tampoco diría que tengo un sentimiento de “quiero y no puedo” respecto a la maternidad: tengo un sentimiento de ”quiero y no puedo” respecto a otra sociedad en general.
@JanaDelBosco es un tema que hasta que no estás ahí metido no lo entiendes. Es agradable ver que también hay personas como tú con la empatía suficiente para darse cuenta. Gracias. :-)
No sé si hay alguien que es consciente del precio que vas a pagar por tener hijos. Tu carrera, tu salud física y mental, la pasta que cuestan… y en el caso de las madres, los cambios corporales que se producen.
Sin embargo, ahora que los tengo en la escuela y estoy aquí tranquilo, :-) puedo decir que merece la pena. Te dan muchísimo más de lo que te quitan. Aunque nos vuelvan locos amamos a esos tres pequeños cabrones.
No me extraña que tengan una sensación de pérdida de capacidades cognitivas, porque dormir poco y/o mal y las depresiones son dos cosas que afectan bastante a las capacidades cognitivas. Vamos, que dudo mucho que sea sólo una sensación.
Llevo ya tiempo pensando que las dos principales medidas que aumentarían la natalidad serían reducir la jornada laboral a 30 horas y resolver lo de la vivienda. Lo primero no sólo por el tiempo, también porque hay pocos curros en los que pedir una reducción de jornada no sea un estigma o un freno profesional.
Lo de la feminización de los cuidados es algo que habría que hacérnoslo mirar como sociedad. Por ejemplo, ¿por qué, de todas las profesiones en las que podía darse un vuelco casi total de ser todo tíos a ser todo tías, tenía que tocarle a la medicina y no a la informática? Por cualidades innatas va a ser que no es.