Me alegro de ver ya en varios lugares este cambio de discurso, pero llega tarde y mal. ¿Es real o simple miedo a la llegada del fascismo?
Hay un fragmento de la entrevista que me ha hecho mucha gracia. En él se mencionan diversas estadísticas cuyos resultados vienen a decir que los hombres hemos venido a este mundo a sufrir. La entrevistada admite la verdad de los datos, pero no se resiste a echarnos la culpa: «El suicidio masculino y las muertes por violencia interpersonal están directamente relacionados con las expectativas sobre la masculinidad: asumir conductas de riesgo, mostrarse siempre fuertes y resolutivos como prueba de virilidad, ser más transgresores de la norma.» Y es que, claro, todo el mundo sabe que los hombres nos metemos en la mina porque nos va la marcha, no porque haya que comer.
Es evidente que al feminismo todavía le quedan unos años de ponerse al día con la realidad. Mi consejo, si deciden aceptarlo, sería que dejen de leer a Judith Butler y empiecen con Clara Campoamor, Concepción Arenal o Carmen de Burgos.