Hoy puse la oreja en el bus porque la conversación era de lo más interesante. Dos señoras se encontraron después de un tiempo, y resulta que una de ellas había dejado su negocio de peluquería y se había metido en el apasionante mundo de la tanatopraxia.
Así que me pasé todo el trayecto escuchando cosas de embalsamar, de tendencias en el mundillo, y de los cursos que tenía pensado hacer la señora para obtener titulaciones superiores en el tema (o eso entendí).
Da la casualidad que estamos volviendo a ver enterita "A dos metros bajo tierra". Eso es timing y lo demás cuento.